Especialización en:
Apoyo psicológico para procesar y reparar las experiencias tempranas de violencia, abuso y acoso. El abordaje se centra en reparar los efectos sobre la identidad, la seguridad personal, la relación con los demás y la sensación de peligro.
Buscamos resignificar la experiencia y abordar los síntomas de culpa, vergüenza, humillación, hiperalerta, desesperanza y desconexión psíquica y física. Así como cualquier trastorno derivado de estas experiencias, como el estrés postraumático, para alcanzar un estado de seguridad y conexión.
Tras experiencias traumáticas, algunas personas sienten que se desconectan de su cuerpo o de su identidad, como si existieran partes separadas dentro de sí mismas. Esto puede incluir amnesia, flashbacks o hipervigilancia. Desde una mirada especializada, ofrecemos acompañamiento respetuoso para comprender estas vivencias, aliviar el malestar y restaurar el sentido de unidad interna y seguridad.
Cuando resulta difícil expresar emociones intensas, necesidades emocionales o sentir control interno, es común que el malestar se manifieste a través del cuerpo. Los trastornos alimentarios y los síntomas psicosomáticos reflejan sufrimiento interno, y se traducen en dolor físico, desgaste mental y riesgos para la salud. En terapia abordamos estos síntomas comprendiendo su función protectora pero buscando recuperar una relación más segura y respetuosa con uno mismo.
Buscamos comprender y abordar sin juzgar los síntomas persistentes, rigideces relacionales y emocionales. Los trastornos de personalidad son una forma de adaptación a relaciones inseguras en el pasado, patrones que ayudaron a sobrevivir, pero hoy generan sufrimiento. Acompañamos el proceso terapéutico para desarrollar regulación emocional, autoconocimiento y formas de relación más sanas y libres.
La adopción implica una historia de separación y reconstrucción de vínculos primarios, algo que suele dejar huellas en la identidad, el sentido de pertenencia y la seguridad emocional. Son frecuentes emociones complejas como ambivalencia, culpa, vacío o miedo al rechazo, que afectan la relación con uno mismo y con los demás. Trabajamos para integrar la propia historia y recuperar una conexión más compasiva y coherente con la identidad personal.
No hace falta saber exactamente qué te pasa para empezar, ni tener una etiqueta clínica para pedir ayuda. A veces basta con sentir que algo dentro de ti no encaja, que tu historia emocional pesa más de lo que debería, o que tu día a día se ve condicionado por emociones o patrones que no comprendes del todo. Puede que desees vivir de otra manera, o que te sientas atrapado en experiencias internas difíciles de nombrar. Si algo en ti necesita ser atendido, este puede ser un buen lugar para comenzar. Ofrecemos un espacio seguro y sin juicio, donde acompañarte profesionalmente a explorar lo que te ocurre, comprenderlo y empezar a transformarlo desde el cuidado y el respeto.
Acompañamiento respetuoso e informado para personas que viven fuera de la norma cis-hetero-monogámica, con especial atención a experiencias de discriminación, invisibilización o violencia simbólica.
Apoyo psicológico para procesar y reparar las experiencias tempranas de violencia, abuso y acoso. El abordaje se centra en reparar los efectos sobre la identidad, la seguridad personal, la relación con los demás y la sensación de peligro.
Buscamos resignificar la experiencia y abordar los síntomas de culpa, vergüenza, humillación, hiperalerta, desesperanza y desconexión psíquica y física. Así como cualquier trastorno derivado de estas experiencias, como el estrés postraumático, para alcanzar un estado de seguridad y conexión.
Tras experiencias traumáticas, algunas personas sienten que se desconectan de su cuerpo o de su identidad, como si existieran partes separadas dentro de sí mismas. Esto puede incluir amnesia, flashbacks o hipervigilancia. Desde una mirada especializada, ofrecemos acompañamiento respetuoso para comprender estas vivencias, aliviar el malestar y restaurar el sentido de unidad interna y seguridad.
Cuando resulta difícil expresar emociones intensas, necesidades emocionales o sentir control interno, es común que el malestar se manifieste a través del cuerpo. Los trastornos alimentarios y los síntomas psicosomáticos reflejan sufrimiento interno, y se traducen en dolor físico, desgaste mental y riesgos para la salud. En terapia abordamos estos síntomas comprendiendo su función protectora pero buscando recuperar una relación más segura y respetuosa con uno mismo.
Buscamos comprender y abordar sin juzgar los síntomas persistentes, rigideces relacionales y emocionales. Los trastornos de personalidad son una forma de adaptación a relaciones inseguras en el pasado, patrones que ayudaron a sobrevivir, pero hoy generan sufrimiento. Acompañamos el proceso terapéutico para desarrollar regulación emocional, autoconocimiento y formas de relación más sanas y libres.
La adopción implica una historia de separación y reconstrucción de vínculos primarios, algo que suele dejar huellas en la identidad, el sentido de pertenencia y la seguridad emocional. Son frecuentes emociones complejas como ambivalencia, culpa, vacío o miedo al rechazo, que afectan la relación con uno mismo y con los demás. Trabajamos para integrar la propia historia y recuperar una conexión más compasiva y coherente con la identidad personal.
No hace falta saber exactamente qué te pasa para empezar, ni tener una etiqueta clínica para pedir ayuda. A veces basta con sentir que algo dentro de ti no encaja, que tu historia emocional pesa más de lo que debería, o que tu día a día se ve condicionado por emociones o patrones que no comprendes del todo. Puede que desees vivir de otra manera, o que te sientas atrapado en experiencias internas difíciles de nombrar. Si algo en ti necesita ser atendido, este puede ser un buen lugar para comenzar. Ofrecemos un espacio seguro y sin juicio, donde acompañarte profesionalmente a explorar lo que te ocurre, comprenderlo y empezar a transformarlo desde el cuidado y el respeto.
Acompañamiento respetuoso e informado para personas que viven fuera de la norma cis-hetero-monogámica, con especial atención a experiencias de discriminación, invisibilización o violencia simbólica.
Trabajamos desde un enfoque integrador, con sensibilidad al trauma basado en diferentes modelos terapéuticos:
Es un abordaje eficaz para tratar traumas y aliviar síntomas intensos. Mediante la estimulación bilateral, se activan mecanismos naturales de procesamiento del cerebro, permitiendo que los recuerdos traumáticos se integren de forma adaptativa.
El paciente conecta con la memoria dolorosa mientras mantiene la seguridad en la orientación al presente. Se desbloquean emociones, creencias y sensaciones físicas asociadas. Alivia el malestar sintomático e integra la historia y la identidad si hay disociación.
Es una técnica avalada científicamente. Su eficacia ha sido ampliamente validada por organismos internacionales como la OMS y la APA. Se utiliza con éxito tanto en sesiones presenciales como online. Está especialmente indicado para el tratamiento del trauma, tanto en sus formas más evidentes (accidentes, abusos, pérdidas) como en traumas relacionales más sutiles (abandono, humillación, negligencia emocional).
EMDR no obliga, no fuerza. Aunque el paciente quiera entrar en una memoria dolorosa, el propio sistema sólo da acceso cuando está preparado para afrontarlo. Es el propio cerebro el que marca los tiempos, lo que convierte esta técnica en una herramienta especialmente respetuosa con la persona.
El reprocesamiento es automático y profundo. Cuando se alcanza suficiente seguridad, EMDR aborda el origen donde la información se codificó como peligrosa o dolorosa (donde se arraigaron las sensaciones de desprotección, desesperanza, peligro, vacío etc).
Y por tanto, cuando se digieren estas memorias, cuando dejan de estar cristalizadas, implica que se instalen nuevas conexiones más seguras y saludables, y sobre todo más coherentes con lo que ocurre en el presente. Esto produce un cambio significativo en el funcionamiento cotidiano y en la disminución de síntomas.
EMDR actúa como un puente entre las memorias desconectadas, las partes ancladas a esas experiencias y el yo adulto actual. Genera un canal de comunicación interna que permite entender las voces internas que se encuentran en conflicto. Cuando una parte quiere avanzar y otra lo impide, o cuando surgen pensamientos opuestos que generan incoherencia —los quiero y no puedo, los no lo quiero pensar y no lo puedo evitar, los siento aquello como totalmente cierto sabiendo desde la cabeza que no lo es…—,.
Gracias al EMDR, separar e identificar esas opiniones internas disonantes, comprender sus necesidades y motivaciones contrapuestas y establecer un diálogo entre ellas para alcanzar una conclusión unitaria basada en el respeto y la compasión.
Es una herramienta simbólica para el trabajo con vivencias difíciles de narrar. Facilita el acceso a contenidos inconscientes y el procesamiento emocional en un marco seguro…
Promueve la exploración de opciones y la integración de experiencias disociadas. Favorece la regulación emocional desde un lugar respetuoso y no intrusivo.
Aborda la conexión entre cuerpo y mente, trabajando con sensaciones físicas, movimiento y regulación del sistema nervioso.
Se apoya en la Teoría Polivagal que explica que el sistema nervioso responde al peligro o la seguridad a través de estados de conexión, lucha/huida y colapso.
Esta comprensión permite ajustar el estado del sistema nervioso a la situación del presente, es decir restaurar un estado de calma.
Los vínculos primarios estructuran la manera actual de relacionarnos, sentirnos seguros o disponibles en lo afectivo. Si han sido inseguros o traumáticos pueden desorganizar el apego.
Lo que genera dificultades en las relaciones y en el autoestima. En terapia, se crea una “base segura” que permite reparar patrones de apego dañados y restablecer la confianza en uno mismo y en los demás. Se apoya con el modelo de Sistemas Motivacionales Internos (SMi): patrones de respuesta a necesidades evolutivas como el apego, la defensa, la exploración o la cooperación. En trauma los sistemas pueden activarse de forma desadaptativa, generando respuestas rígidas o inadecuadas al contexto —como responder con defensa cuando se necesita conexión—. Especialmente el sistema de apego puede quedar inhibido o distorsionado, y otros sistemas (como la sumisión o la evitación) se priorizan como forma de protección. La terapia ayuda a identificar estos patrones, regular su activación y favorecer una mayor flexibilidad emocional y relacional
Entiende que los síntomas no solo expresan un malestar individual, sino que muchas veces cumplen una función dentro del sistema familiar. A veces, el problema de una persona sostiene un equilibrio frágil, ocupa un rol necesario o señala algo que no se puede decir…
Este enfoque permite comprender cómo los vínculos y dinámicas familiares influyen en el malestar, trabajando sobre patrones relacionales, roles como la parentalización, y emociones evitadas. Se centra en transformar esas dinámicas y generar formas de vincularse más seguras, desde un trabajo profundo con la emoción y el vínculo terapéutico como base.
Plantean la composición de la mente por distintas partes internas con funciones específicas, muchas de ellas formadas en respuesta al trauma. Algunas protegen, otras contienen dolor no resuelto o emociones infantiles y suele haber conflicto entre ellas.
Trabajamos identificando estas partes, generando un diálogo interno compasivo y respetuoso, resolviendo los conflictos y favoreciendo su integración. Da lugar a una mayor regulación emocional y coherencia interna.
El camino de vuelta a ti puede incomodar, pero te reconstruye.
Somos un centro en Madrid especializado en trauma, apego y disociación, donde la psicoterapia se entiende como un encuentro humano, profundo y transformador. Pero respetando siempre los ritmos, defensas e historia.